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Una cosa que llama la atención, es que se ha extendido la idea errónea de que los carbohidratos se almacenan más fácilmente como grasa corporal que la propia grasa. Es común pensar, por lo visto, que la causa principal de que engordemos se debe a que los carbohidratos se almacenan como grasa corporal fácilmente, es decir, que lo hacen de manera mucho más eficiente incluso que las propias grasas.

Esto es totalmente erróneo. Y es erróneo por varios motivos, pero sobre todo porque una vez más, nos centramos en los detalles y nos olvidamos de lo más importante: El balance energético. Me explico:

Este hecho se basa en la famosa “lipogénesis de novo”, que es el proceso fisiológico por el cual se produce la conversión de algunos sustratos en grasa, en este caso, la conversión de carbohidratos en grasa. Si, los carbohidratos pueden convertirse en grasa, claro que sí, pero es que la grasa ya es grasa de por sí.

Aunque es cierto que los hidratos de carbono, bajo ciertas condiciones concretas, pueden convertirse en grasa, esto no significa que por ese motivo haya una mayor acumulación de grasa en nuestras reservas adiposas. No significa que engordemos. Si el balance energético no es positivo de forma crónica (superávit calórico), no importa cuántos carbohidratos ingieras, ya que jamás se acumularán como grasa en nuestro tejido adiposo.

Pero es que además, incluso estando en superávit, afirmar que los carbohidratos se acumularán en nuestras reservas de grasa corporal de una manera más eficiente que las propias grasas, es una visión muy simplista del asunto, puesto que obvia el contexto del sujeto, como por ejemplo el grado de actividad física del mismo.

¿Acaso este hecho se producirá de forma significativa en sujetos activos, deportistas y/o con buena masa muscular? Y en caso de que se produjese ¿en qué magnitud lo haría?

Una vez más, caemos en argumentos simplistas, que no apelan al contexto y que por tanto, están condenados a ser erróneos.